
El Beato Álvaro del Portillo ayudó a San Josemaría a ser santo
En la fiesta de don Álvaro, el padre Santiago Villa Botero, capellán de nuestro colegio Aspaen Iragua, hace una reflexión sobre la vida del primer sucesor de San Josemaría.
Somos una red de colegios y preescolares promovidos por padres de familia. Nuestro proyecto educativo está basado en la educación personalizada de niños y niñas, con la participación permanente de los padres.
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Entendemos a nuestros estudiantes como personas únicas, protagonistas de su formación y su propia vida. En Aspaen ofrecemos una educación personalizada e integral, con una visión trascendente de la vida.
El inspirador de nuestro ideal educativo es San Josemaría, fundador del Opus Dei. Su espíritu y ejemplo han sido los pilares sobre los cuales se han construido los preescolares y colegios de Aspaen en Colombia.
Somos una familia conformada por profesores, estudiantes y padres de familia, que mantiene el sello Aspaen y vive con una misión para el servicio de la sociedad.
En la fiesta de don Álvaro, el padre Santiago Villa Botero, capellán de nuestro colegio Aspaen Iragua, hace una reflexión sobre la vida del primer sucesor de San Josemaría.
Descarga aquí el libro digital que nos obsequia a todos los participantes del programa.
En medio de la contingencia del COVID-19, el Papa Francisco ha pedido a los sacerdotes del mundo que “se estrujen el cerebro para encontrar modos de estar cerca de la gente” y que “no dejen solo al santo pueblo fiel de Dios”.
Este es el nuevo canal para la oración y el recogimiento en familia, con el que nuestros Capellanes de Bogotá y Neiva, quieren seguir conectados con la comunidad Aspaen.
El 18 de marzo inauguramos nuestro nuevo oratorio en compañía del Señor Arzobispo de Bucaramanga.
Antes de considerar los beneficios de ser agradecidos en el matrimonio, es oportuno pensar que las virtudes, en general, se traducen en actitudes y acciones que un buen amor suscita entre los que se quieren. Incluye también el deseo de ser y hacerse mutuamente felices, excluyendo todo tipo de egoísmos individualistas.
Nos es familiar, como padres y educadores, la cantidad de trastornos que hoy en día sufren nuestros adolescentes. Son cada vez más, y en edades más tempranas, los que padecen trastornos emocionales, alimenticios, etc., necesitando, en muchos casos, la ayuda de psicólogos e incluso debiendo someterse a tratamientos psiquiátricos.
Hace unos días, una buena amiga reconocía que uno de los descubrimientos en su vida personal, gracias al confinamiento, ha sido que una buena parte de las cosas que solía hacer en su vida diaria antes de la pandemia, no son esenciales. Se ha dado cuenta de muchas pequeñas cosas “urgentes” que ocupaban su agenda, ahora ha visto que no eran “importantes”, es decir, que no ha pasado nada por no hacerlas. Cuando todo es importante, nada lo es.
La generosidad es la base que permite desarrollar el amor. No existe verdadero amor sin entrega. Porque, el amor, es dar todo sin pedir nada a cambio. Por eso, es necesario que durante la adolescencia, en la que se produce el descubrimiento consciente y definitivo de la propia personalidad, de los gustos e ideales, y se desarrollan los proyectos de vida, la generosidad tenga una presencia constante.