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Mejorar día a día

Mis amigos Carlos y Lidia se casaron hace unos días en la Iglesia de San Antón, Madrid. La boda fue preciosa. Ante Dios y sus seres queridos prometieron fidelidad “hasta que la muerte os separe”. Es lo que todos deseamos, que el amor dure para siempre. Sin embargo, todos conocemos parejas que no continúan juntas apenas pasados unos meses de convivencia.

El día de la boda comienza una aventura que no tendría sentido si cada día no fuera aumentando ese amor que prometimos. De ahí la importancia de querer ser mejor cada día, para ser feliz y hacer más feliz al otro. Si lo hacemos así, estaremos lejos de caer en la rutina, además contaremos con la fuerza y la constancia que exige un amor como el matrimonial.

Algunos sencillos consejos para aumentar, con pequeñas acciones, el amor del día a día, son los que os proponemos a continuación.

1. Reconocer al otro públicamente. Hay que destacar siempre ante los demás lo positivo que tiene el otro. Una acción que es una de las pruebas del verdadero amor: saber querer al otro como es, con cualidades, pero también con sus limitaciones, sus carencias. Se trata de atender preferentemente a las cosas buenas, pasando por alto las deficiencias, hábito que representa una de las claves en el amor. Así, saldrá sólo destacar ante los demás todo lo bueno, afirmarle, ya que sabernos reconocidos y valorados por aquel que más nos quiere, nos hace sentirnos bien y acrecienta nuestra unión con él.

2. Expresar el afecto con gestos, palabras, acciones. Transmitidle con hechos, cada día, que es la prioridad de nuestra vida. El beso al llegar o marcharse de casa, la llamada para saber cómo ha ido la gestión que tenía hoy, prepararle la cena o buscar un plan de descanso juntos. A veces no hace falta decir nada, porque el amor se comunica con la postura, los gestos, las palabras amables o ese silencio oportuno, pero también necesita oír “te quiero”, no dejéis de hacerlo.

3. Mostrar disponibilidad. Saber que la otra persona está siempre en actitud de acogernos, en cualquier momento, da seguridad y confianza. La disponibilidad es una virtud muy valorada en una sociedad como la actual que acorta el tiempo de dedicación a la familia.

4. Dejarle elegir la opción que más le guste. Poner lo que tengamos a nuestro alcance para hacer feliz al otro, adelantarnos a sus deseos. Los psicólogos con frecuencia afirman que cuando cambiamos el foco de atención hacia los demás, somos más felices, y en el matrimonio es imprescindible para crecer en el amor.

5. Mantener siempre una actitud respetuosa y delicada. Se trata de hacer la vida siempre más amable, fruto de una mirada amorosa hacia él/ella. Atender a lo que nos dice, no tener prisa cuando estamos juntos, pedir las cosas por favor, dar las gracias, evitar las palabras hirientes o el sarcasmo, decir lo que nos preocupa o disgusta con delicadeza, salvando la intención, de un modo constructivo y sin juicios hacia la otra persona, viendo las posibilidades de mejora que tiene nuestro cónyuge y valorando sus virtudes y talentos. Para conseguir esta actitud se requiere aprender a amar, crecer en las distintas dimensiones de nuestra persona: cuerpo, afectos, inteligencia, voluntad, luchando por sobreponernos a las dificultades que irán surgiendo en el camino.

Siempre se puede ser más feliz, porque siempre se puede amar más y mejor.

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