El tiempo que compartimos en las vacaciones es un tiempo en el que, como podemos mejorar mucho como personas, también mejora nuestro amor: dar al otro lo mejor de nosotros mismos, compartir actividades diferentes a las que hacemos durante el resto del año, reír y divertirnos juntos.
Algunas claves:
- Aprovechar las vacaciones para descansar juntos. Afronta el descanso como una oportunidad para estar juntos, descansar juntos.
- Recortar compromisos. Se trata de descansar, nada más; podremos así enfocarnos mejor en el otro y tendremos más tranquilidad personal y familiar. Podemos recortar en algunos compromisos que no son tan necesarios o en actividades secundarias prescindibles. El “no-hacer”, también es hacer y es muy necesario en este momento en el que toca recargar pilas. No hacer de vez en cuando, y sentirse cómodos en ello. No hacer no es una pérdida de tiempo, al contrario.
- Facilitar el descanso del otro. Descubrir que el amor hacia el otro requiere olvidarnos un poco de nosotros mismos para pensar en los demás.
- Vivir el momento presente. Muchas parejas viven acostumbradas a mirar hacia atrás o adelante, sin percatarse de que el único tiempo a nuestro alcance es el tiempo presente. Centrarse en el presente significa vivir con naturalidad y confianza este preciso instante y contagiar al otro esta actitud positiva y optimista.
- Disfrutar de la belleza del mundo que nos rodea. Mirar con nuevos ojos, redescubrir y apreciar toda la belleza que hay a nuestro alrededor, en estos días de vacaciones.
- Dedicar más tiempo a Dios. Este tiempo no tiene por qué significar una pausa en tu plan de vida, en el tiempo de oración al que estás acostumbrado. Muy por el contrario, puedes aprovechar que tienes más tiempo y rezar con más calma. Rezar el Rosario, aprovechar para ir algún día entre semana a Misa, no sólo el domingo, es de mucha ayuda para el matrimonio.
Evitemos que, distraídos por la prisa, las preocupaciones por el nuevo año, se nos escape esa vida única que tenemos para ser felices, juntos.