By: Identitas.
Como padres tenemos la obligación de corregir a nuestros hijos cuando se equivocan o se comportan de manera inadecuada. Corregir es un elemento a veces necesario para que los niños crezcan en madurez y autocontrol. Sin embargo a veces es un arma de doble filo y puede generar el efecto contrario de lo que deseamos. Es por ello que José Ramón Ayllón en su libro “Diez claves de la educación” aporta una serie de pautas muy útiles y positivas:
Primera: Es importante reconocer lo bueno de los demás y ser capaz de transmitírselo. Hemos de saber elogiar de vez en cuando el comportamiento de nuestros hijos.
Segunda: Corregir con cariño. La crítica ha de ser serena y ponderada. Sin precipitaciones ni exageraciones. Evitando la ironía y los sarcasmos.
Tercera: Antes de corregir hacer un pequeño examen personal sobre la propia culpabilidad de lo que se va a corregir. Cuando algo marcha mal en la familia nadie puede decir que “está libre de toda culpa”. Podemos hacer algo para ayudar a ese miembro de la familia a mejorar.
Cuarta: se corrige cara a cara y en privado, sin juzgar. De manera específica y concreta. Eligiendo un buen momento para hablar y escuchar con tranquilidad, poniéndose en los zapatos de la persona que corregimos.