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Viviendo los valores en casa

Por: Juan Manuel Diago Gutiérrez – Rector Aspaen Gimnasio Cartagena

Hace algunos días escuché un término que no había escuchado nunca, me hablaron sobre “las palabras sordas”. Se trata de palabras que escuchamos todos los días, que son muy habituales, pero que la mayoría de las veces no sabemos qué significan exactamente, incluso si le preguntas a alguien por una de ellas posiblemente la definirán de diferentes formas.

Me inquieta pensar que la palabra “valores” se vuelva una palabra sorda, que todos hablemos de ella pero que en realidad no le encontremos mayor sentido, que no interioricemos su significado, o peor aún, no sepamos cómo ponerlos en práctica. Hablamos a menudo que estamos perdiendo los valores, que estamos en una sociedad que promueve los antivalores o que tenemos una distorsión de los valores en esta época moderna. Luego, las preguntas que debemos ser capaces de responder son ¿Qué son los valores? ¿Para qué sirven? ¿Cómo podemos vivirlos? ¿Dónde los aprendemos? ¿Cómo los practicamos en nuestros hogares?

Me gustaría basarme en un párrafo de O ‘Connors y Lages para intentar dar respuestas a los anteriores interrogantes: “Es fundamental respetar en cada una de las acciones que tomas para alcanzar tu objetivo, el valor que inicialmente lo genero. Es necesario vivir ese valor a lo largo del camino que te conduce al objetivo final”.

Según esto, se puede interpretar que un valor es una idea impulsadora, que genera una acción que te lleva al logro de un objetivo. También que esta idea, concepto o actitud te acompañará a lo largo del camino en tu vida, es parte de ti y vive en ti.

Pienso en lo personal que vivir fundamentado en valores es fuente de felicidad. Los valores son rasgos y características que perfeccionan al ser humano, nos hacen mejores personas. Los valores son el punto clave de lo que eres, vives los valores según la importancia o prioridad que le des. Son fuente primaria de motivación, armonía, plenitud, le dan sentido a nuestra vida. Vivir los valores nos ayuda a construir una mejor sociedad.

La familia en el proceso

Ahora bien, una vez hemos comprendido un poco mejor, qué son y para qué sirven, podemos identificar donde los aprendemos. Sin duda, la familia como sociedad originaria es nuestra primera escuela de valores. Es en el seno de nuestros hogares donde tenemos la primera oportunidad de convivir con otros y en comunidad. La dinámica familiar nos induce a tener que compartir, tolerar, fortalecer nuestra paciencia, alegrarnos con las alegrías de otros, darnos consuelo mutuamente en las tristezas, ceder, solidarizarnos, dedicarnos tiempo, darnos generosamente, responsabilizarnos por encargos, cuidarnos mutuamente, tener orden, disciplina, comprensión, servir y amar. 

Todo esto suena bonito, no es nada nuevo aún, creo que tenemos claro que la familia es fundamental para desarrollar todo esto en nuestro interior. Sin embargo, ¿será que es algo que emerge dentro de un clima espontáneo de experiencias cotidianas en el hogar? Es posible que sí, pero difícilmente será algo sostenible sino le damos una mínima intencionalidad. Hace mucho bien tener estrategias claras para promover la vivencia de valores en nuestras casas.

Tácticas para vivir en valores

A continuación, les comparto un acróstico práctico con algunas tácticas útiles.

En lo personal, la palabra CASA me ayuda a definir unos valores a los cuales puedo darle prioridad dentro de mi hogar y a partir de ellos generar acciones dirigidas, prácticas y alcanzables para promover una cultura de valores en mi familia. Los valores que la conforman son:

Comprensión

Es escuchar, ponerse en el lugar de otras personas. Es no apresurarse a juzgar sino profundizar en las intenciones de otro, en las razones y circunstancias que motivan su comportamiento. Algunas acciones concretas pueden ser:

  • Tolerar las interrupciones y atender a las personas. Si definitivamente no puedes atender, dilo con una sonrisa y proponle otra hora para el encuentro.
  • Escuchar con agrado las historias y anécdotas de los demás, en realidad son importantes para ellos, deben serlo para ti. Demuestra interés genuino por los demás.
  • No interrumpas a los demás, espera y pide la palabra.
  • No hagas fiesta con los defectos de los demás.
  • ¡Excusa, disculpa y perdona siempre!
  • Ten siempre disposición para el diálogo.
Alegría

Es disfrutar de lo que somos y hacemos a pesar de las circunstancias. La alegría está en nosotros, no depende de factores externos. Es estar lleno de felicidad, paz y amor. Podemos practicarla así:

  • Sonreír a menudo y tener gestos amables. Evita poner mala cara así te cueste.
  • Saluda con entusiasmo, eso es luz para los demás y le alegras el día.
  • Ten sentido del humor. Eso sí, que sea un humor empático, positivo, no hiriente.
  • Sorpréndete con las cosas pequeñas del día a día.
  • Vive la sencillez y el desprendimiento.
  • Anticípate a las necesidades de los demás. Servir es fuente de alegría.
  • Ten vida sacramental y trato diario con Dios. ¡Llenarte de Dios es alegría!
Servicio

Es amar sin medida, estar pronto a prestar ayuda. Servir es darnos al otro y preocuparse genuinamente por los demás. Es anticiparnos a sus necesidades y anteponerlas a las propias. Algunas acciones concretas:

  • Fomentar la distribución de encargos en casa. Poner la mesa, regar las plantas, sacar la basura, hacer la cama del hermano, lavar los platos, etc.
  • Gestionar cosas para bien de otro: Una cita médica, compras, algún arreglo necesario en la casa, etc.
  • Llamar a un familiar que necesite ánimo, consuelo o ayuda.
Amistad

Es un vínculo estrecho, lleno de afecto personal, puro y desinteresado. Algo que nace y se fortalece en el trato mutuo. Es el amor que se tiene entre los amigos. Algunas formas de practicarla:

  • Escuchar con atención los problemas o situaciones de sus amigos y compartir también las tuyas.
  • ¡Comparte con un vecino algo de la cena especial de hoy!
  • Llamar diariamente a 1 amigo a saludar y hacerle más agradable el día.
  • Promueve encuentros
  • ¡Ten detalles con tus amigos que los sorprenda!
  • ¡Ora por tus amigos pidiendo con la misma fuerza con la que pedirías algo para ti!

 

Si ya han definido los valores que los identifican como familia es un gran paso, los ánimo a crear juntos acciones para vivirlos intencionadamente en sus hogares, si no es un buen momento para iniciar, comiencen con una lista corta pero con mucho significado y sentido para ustedes, que los identifique, los mueva a ser la mejor versión de ustedes mismos, valores que los acompañen por el camino de la vida, no como palabras sordas y sin sabor sino como acciones para sazonar este mundo y contagiarlo de bondad, armonía y amor.

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