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Caracter\u00edsticas de la etapa<\/h4>
Se est\u00e1 produciendo una transformaci\u00f3n profunda de la personalidad, tanto en la maduraci\u00f3n afectiva como en la intelectual. Esta crisis de desarrollo se caracteriza por la inadaptaci\u00f3n, por un “no estar cuajado” que tambi\u00e9n tiene su reflejo en el aspecto f\u00edsico: el aire desgarbado propio de los adolescentes.<\/p>
Aparece la capacidad de ilusi\u00f3n, en virtud de la cual remontamos las dificultades que el existir en este mundo lleva consigo, distinta a los meros intereses concretos del ni\u00f1o. Por eso, es en la juventud cuando por primera vez se busca radicalmente el sentido del por qu\u00e9 y para qu\u00e9 vivir. Esta situaci\u00f3n explica, en parte, los radicalismos de los j\u00f3venes. No son amigos de las medias tintas y buscan “atenerse a las consecuencias”, lo que no quiere decir que, de hecho, sean consecuentes. Y junto con el radicalismo, se da la insatisfacci\u00f3n cuando no responden con su vida a los ideales que van encontrando.<\/p>
El adolescente pone en tela de juicio casi todas las cosas, pero muy especialmente las que se refieren a Dios. \u00c9l es el fin de nuestra vida, y es l\u00f3gico que se pregunten el por qu\u00e9 y para qu\u00e9 vivir para Dios.<\/p>
Surge la capacidad de amar, que se manifiesta en una capacidad de querer y en una necesidad de ser querido. Es la \u00e9poca de los “enamoramientos”. Siente la necesidad de entregarse a algo o a alguien y lo busca afanosamente, con inquietud. El tiempo y, con \u00e9l, la madurez le ir\u00e1n dando asentamiento y fijeza. Adem\u00e1s de enamorarse, en el sentido amplio de la palabra, busca la amistad; es decir, busca alguien que sepa comprender sus problemas, incertidumbres, ilusiones, entusiasmos y des\u00e1nimos, que -a\u00fan siendo suyos- no comprende. Busca cari\u00f1o y hay que d\u00e1rselo, aunque su reci\u00e9n descubierta intimidad le lleva a detestar las manifestaciones externas. M\u00e1s que palabras o besos, lo que busca es acogimiento, comprensi\u00f3n silenciosa, valoraci\u00f3n de lo suyo. Si su comportamiento es mejor fuera de casa que dentro, es porque fuera est\u00e1 m\u00e1s en su ambiente, con los que -al ser como \u00e9l- pueden comprenderle mejor.<\/p>
Es t\u00edpica de estas edades la actitud cr\u00edtica, ya que empiezan a pensar “por propia cuenta”. Pasan por el tamiz de su propio juicio todo lo que se les dice, no aceptando con facilidad las ideas ajenas, aunque ellos mismos no est\u00e9n seguros de lo que piensan o quieren.
Todo ese abrirse a ilusiones nuevas, a nuevos amores, y el descubrir la propia intimidad viene empapado por el despertar de una gran sensibilidad: se siente y se vive todo con mayor intensidad; se est\u00e1 como en carne viva y todo afecta m\u00e1s. Esto da lugar a la inestabilidad emotiva tan propia de los adolescentes: los cambios de humor son r\u00e1pidos y abundantes y cualquier cosa les puede influir.<\/p>
Miran al futuro con af\u00e1n de poseer lo que a\u00fan no tienen: criterios y gustos propios …y buscan afirmar su propia personalidad con rebeld\u00eda, que es como un mecanismo de defensa de lo propio ante las imposiciones que puedan venir dadas desde fuera. Pero la afirmaci\u00f3n del adolescente entra\u00f1a, por lo general, una gran inseguridad, ante la que reacciona manifestando externamente una seguridad que suele ser s\u00f3lo aparente.<\/p>
Ayudas a la educaci\u00f3n de la fe en la adolescencia<\/h4>- Atender a cada uno como es, sacando partido de lo que tiene de positivo. Proyecci\u00f3n positiva de los fen\u00f3menos propios de la edad. Por ejemplo, la extrema sensibilidad del adolescente, educado, puede convertirse en delicadeza. Que se enfrenten a los problemas con optimismo, sabiendo que, aunque no consigan resolver el problema, habr\u00e1n ganado mucho en su mejoramiento personal por el mero hecho de haberse enfrentado con ellos.<\/li>
- Hacerles considerar que tener juicio cr\u00edtico es bueno, pero hay que cuidar no tomar una postura negativa pensando que todo, menos lo que uno hace o piensa, est\u00e1 mal.<\/li>
- Apoyarse en su af\u00e1n de autenticidad: ense\u00f1ar a vivir o a actuar en consonancia con lo que se es.<\/li>
- Paciencia, ya que las cualidades se desarrollan poco a poco. Hay que ense\u00f1arle a que tenga paciencia consigo mismo y con lo que le pasa, especialmente en los “malos ratos”, con los que tambi\u00e9n se aprende y se madura. No conviene fomentar su impaciencia exigiendo minucias o cosas accidentales, queriendo arreglarlo todo a la vez, o destacando solo lo negativo. La exigencia, para lo fundamental: estudio, generosidad, respeto a los padres y a los hermanos, etc … No olvidemos que no est\u00e1n en condiciones de dar mucho, ya que en esta etapa su rendimiento, en todo lo que suponga esfuerzo personal, disminuye.<\/li>
- Ayudar a superar la timidez o miedo a manifestarse como se es, por el “qu\u00e9 dir\u00e1n”.<\/li>
- Ayudar a reflexionar para conocerse mejor: qu\u00e9 est\u00e1 pasando en \u00e9l, los motivos, las consecuencias. Que se admita y se plantee metas de mejora.<\/li>
- Ayudar a profundizar, con el estudio y con la vida, en la fe. Tienden a desentra\u00f1ar los misterios de fe y a rechazarlos si no encuentran explicaciones s\u00f3lidas y fundamentales. Hacerles ver que la fe no consiste en aceptar verdades por qu\u00e9 se entiende muy bien, sino en funci\u00f3n de la confianza que tenemos en Cristo. La ascendencia que otorga el ejemplo cristiano de los padres conseguir\u00e1 muchas veces que esta propuesta sea aceptada por el adolescente porque “se f\u00eda” de sus padres.<\/li>
- No debe extra\u00f1ar la duda religiosa, ya que se da ordinariamente como consecuencia del proceso de maduraci\u00f3n interior, pero conviene adelantarse proporcion\u00e1ndoles una formaci\u00f3n s\u00f3lida, ideas claras en el campo religioso.<\/li>
- Prevenirles contra el sentimentalismo, que podr\u00eda llevar a hacer lo que resulta grato en el aspecto sensible, evitando lo que supone exigencia. En la vida espiritual, el estado afectivo no tiene importancia alguna; no amamos a Dios porque “sentimos” su amor, sino porque cumplimos lo que El nos pide -nuestro deber- aunque no haya ning\u00fan sentimiento de complacencia. El amor no es asunto de sentimiento, sino de voluntad. Por ello, para ser capaces de amar, deben aprender a dominarse y auto controlarse, sin dejarse arrastrar.<\/li><\/ul>\t\t\t\t\t\t<\/div>\n\t\t\t\t<\/div>\n\t\t\t\t